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La necesidad de claridad sobre la seguridad y eficacia de las vacunas de China se ha vuelto más urgente después de que Sinopharm revelara que ya había vacunado a aproximadamente un millón de personas incluso antes de la finalización de los ensayos clínicos. La campaña ha alarmado a los científicos extranjeros que dicen que expone a las personas a riesgos indebidos.

Los funcionarios chinos han asegurado repetidamente al público que las vacunas contra el coronavirus del país son seguras, pero brindan pocos detalles. El mes pasado, Liu Jingzhen, presidente de Sinopharm, dijo que ninguna de las personas que habían recibido las vacunas de la empresa había experimentado reacciones adversas. Dijo que “solo unos pocos tenían síntomas leves”.

En octubre, Zheng Zhongwei, un alto funcionario de salud, dijo que el gobierno había establecido un “programa de seguimiento” para rastrear a las personas que habían sido vacunadas, aunque no dio detalles.

Sinovac Biotech, un fabricante de vacunas privado con sede en Beijing, ya ha comenzado a exportar sus vacunas a países como Indonesia y Brasil. Sinopharm, que tiene otra vacuna en fase de prueba tardía, ha dicho que se está preparando para administrar 500 millones de dosis en todo el mundo, según el periódico estatal Science and Technology Daily.

No está claro si los Emiratos comenzarán a usar la vacuna china, que fue desarrollada por una subsidiaria de Sinopharm, el Instituto de Productos Biológicos de Beijing, para inoculaciones masivas. El gobierno ya había aprobado la vacuna para uso de emergencia en septiembre para los trabajadores de primera línea en riesgo de contraer Covid-19.

Algunos otros países donde Sinopharm está realizando ensayos cuentan con vacunas chinas para ayudar a proteger a sus poblaciones. Marruecos dice que se está preparando para vacunar al 80 por ciento de sus adultos, confiando inicialmente en una vacuna Sinopharm, aunque esperaría a que China apruebe la vacuna, según Médias24, un sitio web de noticias marroquí.

Las vacunas chinas también son atractivas para los países en desarrollo porque podrían ser más fáciles de distribuir. Sinopharm ha dicho que sus vacunas solo necesitan refrigerarse a temperaturas de 2 a 8 grados Celsius (o 35 a 46 grados Fahrenheit) y podrían permanecer estables hasta por tres años. Por el contrario, las vacunas de Pfizer y Moderna, que están fabricadas con materiales genéticos que se deshacen cuando se descongelan, requieren congeladores industriales, lo que dificulta el transporte y el almacenamiento.

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